Dolores Veintimilla
Dolores Veintimilla nació en Quito en 1829, hija de José Veintimilla y de Jerónima Carrión. Pertenecía a una familia aristócrata y recibió una esmerada educación, estudió en el Colegio Santa María del Socorro y más tarde en el Convento de Santa Catalina de Siena. Dolores estudió música, sabía tocar el piano y la vihuela; recibió clases de dibujo y pintura. De gran inteligencia y sensibilidad, leía con avidez cuánto libro llegara a sus manos, logrando una sólida y variada ilustración, difícil de encontrar en las mujeres de esa época. Comenzó a escribir poesías desde muy joven.
Se instalaron en Guayaquil y en 1854, se trasladaron a Cuenca. Más tarde su esposo marchó a Centroamérica, para prosperar en su profesión. Comenzó a frecuentar los mejores círculos sociales y en su casa organizaba tertulias literarias, con otros poetas y literatos como: Vicente Salazar y Lozano, Benigno Malo, Miguel Ángel Corral o Tomás Rendón Solano.
Dolores fue señalada como inmoral y atea. Sola y angustiada, no pudo superar el oprobio y decidió morir, tomando cianuro, el 23 de mayo de 1857; tenía 28 años de edad. Dejó una nota a su madre pidiéndole perdón y que cuidara a su hijo.
Dolores Veintimilla dejó pocas obras, las cuales fueron publicadas en conjunto por Celiano Monge en Quito después de la muerte de la poetisa. Entre la prosa sobresalen Fantasía y Recuerdos. Son obras en las que dialoga con el pasado y en las que culpa al tiempo por haber dado una temprana muerte a sus ilusiones. En el verso es donde mejor logra plasmar su dolor.
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